Muerte y vida de mis palabras
(Con esa pizca de mentira que tienen las autobiografías. ¿Y qué puedo pedirles, si les encanta disfrazarse con metáforas?)
Sordas, teñidas con un falso placer que no le corresponde, perdidas, encerradas, opacas. Apagados veleros en él agua, que el viento ya no mueve como antes.
Luego una mano, caricias si querer serlas, gratis, agradecidas, luz propia, natural, una causa, un motivo. Una pared, transparente e impenetrable, las deja verlas ahí afuera, a ésas que son tan tuyas que no te pertenecen, como tampoco a mí las mías.
Y al fin el deseo consumado, libertad, aire, las rodean, las olfatean, las quieren y se enjuagan las mentiras juntas. Se tiran, se sueltan, se corren y se pierden. Se quieren, y bailan juntos. Ya no existe el tiempo. No hay tiempo. El todo es mas fuerte que el acá y el ahora, que el donde y cuando.
Y es así como es que viven ellas.
miércoles, 2 de noviembre de 2005
Muerte y vida de mis palabras
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario