Pon tus pies sobre el suelo,
dejándote invadir por su atracción
comienza a respirar desde ahí abajo,
floreciendo como una semilla.
no importa si al rededor pasan automóviles
o gente apurada
que se dirigen a un lugar que ya conocen,
al mismo de todos los días
ignorando el otro paisaje.
si detienes tu mente unos instantes
y te dejas acariciar por el viento
que sopla a pesar del resguardo de los edificios
veras que el suelo te respira
que sos vos su aire vital...
carol.
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